El verano suele ser tranquilo y predecible, demasiado predecible. Posiblemente el espacio del tiempo entre julio y agosto sea el menos rentable y el más previsible de la televisión: sol en toda la Península y elevadas temperaturas. Claro que, de vez en cuando y de repente, aparecen algunas tormentas de verano. Irrumpen de la nada y por sorpresa, descargan agua, rayos y truenos y como vienen, se van.
El partido de Supercopa de España era para el Valencia tan apacible como un típico día de verano: tenían la ventaja del partido de ida (3-2), en el minuto 33 Silva había marcado un gran gol y, por si fuera poco, Van der Vaart era expulsado poco antes del descanso. Para entonces, si tenía que haber alguna tormenta era la del público del Bernabéu descontento con su equipo.
En la segunda parte, sin embargo, Robben empezó a moverse como ese viento húmedo y eléctrico que parece salir de la nada y a partir del holandés de su ímpetu y sus ganas llegó la insospechada tormenta madridista: empató Van Nistelrooy de penalty, quien sería expulsado en el 73. Pero dio igual. El Madrid, incluso con nueve, estaba ya desatado: marcó el segundo Ramos tras un córner, empalmó De la Red el tercero y el atento Higuaín remató con un cuarto. Ya en el descuento Morientes acortó distancias, pero para entonces el vendaval blanco había arrasado con un Valencia en conmoción.
Estará lejos de la excelencia, pero el espíritu de la liga de Capello sigue dando títulos. ¿Durará la épica 38 partidos?
miércoles, 27 de agosto de 2008
la tormenta blanca
Etiquetas: real madrid, supercopa, valencia
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1 comentario:
Hombre, Chimo, lo de la excelencia fue una sobrada de Calderón. Está claro que el Madrid tiene calidad suficiente y que a veces se embrolla en sus partidos, pero es ésa misma calidad la que le hace tirar hacia adelante (sólo con casta no se ganan dos ligas consecutivas, dalo por seguro).
Por cierto, que no pude ver entero el partido. Estaba en Ciudad Rodrigo, tomando algo en la plaza mayor, y en cuanto escuchaba los goles por el griterío salía corriendo como loco a ver quién había marcado.
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