lunes, 30 de junio de 2008

una nueva historia


La historia ha cambiado este domingo 29 de junio. La euforia y las celebraciones durarán un par de días, las entrevistas y reportajes sobre los jugadores y el partido, quizás unas semanas y pronto hablaremos del comienzo de la Liga y de las complicaciones para clasificarse en el Mundial, pero nada será igual a partir de ahora: y eso es quizás lo más valioso que han conseguido España y sus aficionados tras esta Euro 2008, más incluso que el bonito (y renovado) trofeo levantado.
Porque ya nunca más hablaremos de la maldición de cuartos, ni saldremos con complejos ante rivales como Italia o Alemania. Se acabaron debates metafísicos sobre el significado de la nación y su influencia en el equipo, sobre lo endiosados que están esos jóvenes futbolistas o sobre la masiva afluencia de extranjeros en la Liga. Ya no sólo tendremos referencias a aquellos míticos y brumosos Juegos Olímpicos de 1920 y al gol de Marcelino de 1964 en blanco y negro: ellos serán siempre nuestro patrimonio, pero ahora se les une un gol de Torres que nunca olvidaremos y que nuesra generación vivió en directo. El codazo de Tassoti, el penalty de Raúl, el malvado Al Ghandur serán siempre recordados como tristes episodios, pero ya nunca más como muestras de un destino inexorable.
La Roja, sin duda, volverá a caer en primeras fases y se volverá a martirizar el seleccionador de turno, pero ya no habrá cuentas pendientes, ni deudas históricas, ni nada más allá de lo estrictamente futbolístico.
Quizás todo empezó a cambiar el día 22 contra Italia, en un partido donde más allá de pasar de fase, más allá de meter una pelota en una red, se saldaba un verdadero trauma psicológico. A partir de entonces sólo quedaba jugar al fútbol: los cuartos fueron la ruptura con el pasado, las semis y la final contra Alemania, la confirmación.
Y en medio de las alegrías y del caos tras el pitido final, Andrés Palop tuvo la lucidez de captar lo simbólico e histórico del momento. Subiendo a recoger el trofeo y la medalla con la camiseta de Miguel Arconada de 1984, rindió homenaje a un pasado bello pero sin suerte, hizo desaparecer los fantasmas que nos han asaltado durante décadas y dio paso a una nueva etapa para la Selección, que será brillante: desde ahora, los partidos serán partidos de fútbol y no sesiones de psicoanálisis.

Foto: Marca

2 comentarios:

Fer dijo...

¡¡¡Oé, oé, oé!!!
Y se me acaban las palabras...

Fer dijo...

Joder, Chimo, ¡tienes el blog hecho unos zorros!

PD: recuérdame que te mande un vídeo.