saff championship: el camino a la final

La edición del SAFF Championship de este año se celebró por primera vez de forma conjunta en dos países muy insulares: Sri Lanka y las Maldivas, alternando dos sedes (para qué negarlo, no muy impresionantes), el Sugathadasa Stadium de Colombo y el Rasmee Dhandu ("estadio oficial") de Malé, la compacta capital de Maldivas. A falta de gran calidad, equipos con solera, gradas abarrotadas y enorme cubrimiento mediático, al menos se vivieron partidos emocionantes (con remontadas como la de Bangladesh a Afganistán) y con mucha intensidad (con alguna entrada salvaje, como la que se ve en el minuto 2:30 de este vídeo de una de las semis).

Ya la frase de grupos nos trajo algunas sorpresas. En el grupo A, la India impuso su condición de favorita y acabó como líder, con algunas goleadas como el 4-0 a Nepal y venciendo a su mayor rival, Pakistán por 2-1. Precisamente, Pakistán acabó como colista en una liguilla en la que quedó segunda la sorprendente Maldivas y tercero un Nepal, que tras recibir otros 4 tantos de parte de los anfitriones, se dio el lujo de realizar su propia goleada, con un 4-1 a Pakistán.
El final del grupo B fue sorprendente e intenso. En la última jornada, Sri Lanka, uno de los equipos más potentes de la región, lideraba la clasificación con 4 puntos, seguido de Bangladesh (otra selección fuerte) y Afganistán con 2 y por Bután, la cenicienta que nunca había puntuado en la historia de la competición con 1. Pero en la última jornada, tanto los tamiles (como era previsto) como los butaneses (contra los afganos) se llevaron la victoria, consiguiendo Bután una histórica clasificación como segunda de grupo.

Las semifinales depararon un duelo entre ambos anfitriones y la selección de las Maldivas, que ejercía de visitante, logró un sorprendente pase a la final gracias a un gol de Fazeel en el minuto 70. Sorprendente hasta cierto punto, porque no dejaba de ser la repetición de una vieja historia, porque en 1997 también Maldivas pasó a la final venciendo a Sri Lanka (aquella vez 1-2) y porque en la semifinal de 2003 también fue Fazeel el encargado de marcar el gol decisivo para vencer a Pakistán.

La otra semifinal fue sin duda más dramática. Se enfrentaba el gigante, India, contra el peor equipo de la región. Pero ¡sorpresa!, en el minuto 18 se adelantaba Bután. La imagen no se repetirá demasiado en los telediarios, pero condensa como ninguna la alegría del fútbol: diez tipos saltando de la emoción, casi llorando, abrazados tirándose al suelo tras conseguir algo que parecía un milagro. La alegría duró poco los apenas diez minutos que tardó India en empatar, pero el contraste no pudo ser más grande: apenas hubo celebración, alguna palmada de ánimo al goleador Chetri, que apenas masculló un gesto, era un gol burocrático, funcionarial, obligado, uno más.
La tensión del resultado, sin embargo, sí se extendió: tanto, que se necesitó llegar a la prórroga. Bután se defendió bastante bien e incluso tuvo sus oportunidades para marcar un nuevo gol, pero al final, como si el partido quisiera tener la moraleja barata de que no hay que buscar imposibles, justo en el último minuto (y tras un extraño cambio de portero), la India marcaba el gol definitivo y pasaba a la final. Bután conseguía quizás algo más importante: un partido para la historia y una nueva aventura para su goleador, Dorji.

Pronto contaremos otra bonita anécdota de Yeshey Dorji, pero antes, por supuesto, la crónica de la finalísima.