jueves, 22 de mayo de 2008

el manchester, el negro y el destino


Cuenta la leyenda que en el primer partido del Manchester tras el desastre de Múnich, un partido de FA Cup contra el Wednesday, las bufandas rojinegras de los 60000 aficionados llevaban un crespón negro en señal de duelo y que desde entonces el rojo, el blanco y el negro pasaron a convertirse en los colores oficiales del club. En realidad, la historia, aunque bonita, no es exactamente así, ya que al menos desde 1928 el United utilizaba medias negras, pero es seguro que ese negro pasó a tener un significado mucho más solemne a partir de 1958.
Ayer, sin embargo, el Manchester se presentó en Luzhniki de rojo y de blanco, como si se quisiera presentar limpio y sin ataduras con su pasado, sin memoria. Por suerte para él, no pudo zafarse de su propia historia, aquélla que le lleva a ganar en situaciones límites, como cuando el club resucitó de su peor tragedia en sólo diez año, como en aquellos dos córners en Barcelona en 1999 y como ahora sucedió con el resbalón de Terry.
El Manchester ganó así su tercera Copa de Europa, que no es demasiado para un club tan importante. Quizá no mereció el partido, pero es que esta vez, a 50 años de Múnich y a 40 de la primera, estaba destinado a hacerlo. Y Alex Ferguson lo sabía: "Ya dije ayer que no podíamos olvidarnos de los Busby Babes. El destino ha sido decisivo esta noche. Incluso el resbalón de John Terry es cosa del destino".
Así que la historia y el destino suelen imponerse, por mucho que la gente lleve medias blancas.

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