Era, sin duda, el día más duro del invierno porteño: llovía y hacía un frío horrible y, según los que saben, el espíritu del Monumental sólo ayudaba a bajar la sensación térmica. Y para compensar, Argentina empezó fuerte, a calentar el ambiente con un equipo plagado de grandes nombres y su estilo de toque. Avisó pronto: al poco de comenzar el partido, Riquelme colocó de falta directa el balón en el travesaño. El problema es que a algunos tantas ganas de entrar en calor le revolucionaron de más. Para unos, el sofocón derivó en nervios, como le ocurrió a un despistado Heinze, que en el minuto 15 convirtió un sencillo pase de cabeza al portero en un sonrojante autogol (y para colmo, en el barullo de la jugada el delantero Valdez rajó el muslo de Abbondanzieri, que tuvo que retirarse). Para otros, como a Tévez, la calentura tomó la forma de ira: amarilla en el 16 y roja directa en el 30.
Así que mal pintaban las cosas para una Argentina deshilachada que apenas inquietó en lo que quedó de primer tiempo a un Paraguay que, sin hacer nada (ni siquiera el gol), esperaba tranquilo en su campo.
Tras el descanso, sin embargo, hubo cambios. Cambios de nombres (el Cata Díaz sustituyó al nefasto Heinze y Agüero entró por Di María) y cambio de actitud. Argentina fue poco a poco a por el partido ante unos paraguayos que dejaban hacer, hasta que por fin, esa colección de estrellas lograron conectar en jugadón: Riquelme se la cedió a Messi, Messi se inventó un pase que cruzó la defensa rojiblanca y Agüero remató a gol. No volvió a moverse el marcador, ni con Coloccini, ni con Agüero, ni por la cabeza de Haedo.
Así que tablas en el Monumental, que dejan a todos contentos y decepcionados a la vez. A Argentina por empatar un partido que se le puso muy difícil y por mejorar su imagen en el segundo tiempo. Paraguay por ese punto ante un rival teóricamente superior y por seguir liderando el grupo, pero con un regusto amargo por haber dejado salir viva a una Argentina que podrían haber rematado. Al menos, su hinchada, que abarrotó sus entradas, quedó más que feliz.
En el resto de partidos, Perú ganó 1-0 a Venezuela (gol de Piero Alva), abandonando el último puesto en la clasificación. En Bogotá, la eficiente Uruguay se impuso a una Colombia en principio favorita gracias a un gol de cabeza de nuestro Eguren. Finalmente, Ecuador venció a Bolivia: se adelantó Caicedo con un golazo, empató Botero (que curiosamente, minutos antes estaba mareado) y remataron Méndez y Benítez. En unos minutos llega el Chile-Brasil, con un Dunga que puede peligrar...
También publicado en Café fútbol
domingo, 7 de septiembre de 2008
tablas en el monumental (y otros partidos de la conmebol)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario